Esta tarde tuvimos una comida familiar y el arroz que utilizamos para la paella, en lugar de ser «el de siempre» fue arroz integral. El hecho curioso viene cuando se comenta en la mesa «hoy podemos comer más arroz, que lo hemos hecho integral», aquí entra el concepto erróneo de que los productos integrales engordan menos y esto es rotundamente falso. Si comemos 200g de arroz integral , las kilocalorías que ingeriremos van a ser prácticamente las mismas que si comemos 200g de arroz blanco.

Pues bien, ya que hay bastantes dudas sobre las diferencias entre un producto integral (arroces, pastas y panes integrales…) frente a un producto «blanco» (arroz blanco, pasta normal, pan blanco…), voy a describir brevemente las diferencias nutricionales entre cada tipo. He de decir que veo necesario redactar un artículo un poco más técnico en el que trate el tema de una de las hormonas más importantes en el proceso del metabolismo de los nutrientes de nuestro cuerpo: la insulina.

La diferencia fundamental que existe entre los productos integrales y los refinados reside en la cantidad de vitaminas, minerales y fibra que contiene cada uno.

En el caso del arroz integral, se conserva la mayor parte del grano entero, y como consecuencia se mantienen más vitaminas  y más minerales que en su versión refinada, destacando el magnesio, potasio y fósforo, importantes para tener un equilibrio electrolítico.En el caso del pan integral, al realizarse con harinas integrales que mantienen los granos de trigo enteros sucede exactamente igual que en el caso de los arroces.

Pero esto no es lo mejor, los productos integrales además de aportar a nuestro organismo un mayor número de vitaminas, minerales y fibra poseen un índice glucémico bajo, es decir, son carbohidratos complejos (podéis pasaros por este enlace para leer un poco acerca de los hidratos: «Los hidratos de carbono (I)» ).

Para el que no quiera leer el artículo de los hidratos, lo resumo de forma muy breve:

– Los carbohidratos simples son asimilados por nuestro cuerpo rápidamente y producen en él un pico de insulina de forma que, si no vamos a realizar una actividad en ese mismo momento, nuestro cuerpo no lo utiliza como energía, provocando que se acumulen en forma de grasa. 

– Por el contrario, los carbohidratos complejos son asimilados por nuestro cuerpo de forma lenta evitando así los picos de insulina y como consecuencia, no facilitando la acumulación de estos en forma de grasas.

Teniendo esto claro, llevándolo a nuestro caso actual: cereales integrales vs cereales refinados, la diferencia principal es que los integrales son carbohidratos complejos de los cuales vamos a poder obtener energía a lo largo del día y que además no van a provocarnos picos de insulina mientras que los cereales refinados son carbohidratos simples que rápidamente van a ir a nuestros depósitos de grasa a menos que acabemos de realizar una actividad, en cuyo caso, en su justa medida y junto con una buena fuente de proteínas, nos ayudarán a reponer el glucógeno muscular (ya os hablaremos de estos términos) y además ayudarán a recomponer las fibras musculares.

Dicho esto, y resumiendo, la diferencia principal entre los cereales integrales y refinados reside en la cantidad de vitaminas, minerales y fibra que contienen, y en el tipo de carbohidrato que estamos ingiriendo, en el primer caso complejo y en el segundo simple, y por ello, nuestro cuerpo tiene más facilidad de acumular en forma de grasa los refinados.

Tabla obtenida de | Vitónica

Foto | Masalladelgluten.com

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